Despertó, una vez más con esa extraña sensación en el estómago que no le permitía conseguir la tranquilidad de la que era poseedor. Inquietud y ansiedad era lo único que sentía, y un deseo enorme de volver a ver a Esperanza.
Cada noche recordaba ese sueño e idealizaba como sería ese encuentro, pero cada intento era fallido y eso le causaba una enorme tristeza y desesperación.
Resignado a no volver a tener otro encuentro en algún sueño Rafael caminaba como siempre por la calle, con la vista baja dejando que sus pies lo guiaran a donde fuera mientras pensaba.
Se detuvo al ver unos pies desnudos y al levantar la mirada vió a Esperanza,
-E-Esperan..
-Se que me buscas en tus sueños y no te has detenido, ahora aquí me tienes, frente a tí deseosa de saber el por qué de tu necesidad de encontrarme...
Rafael acercó su mano al rostro de la mujer, quien apartó la mirada por unos momentos
Rodeó la cintura de Esperanza con sus manos aumentando las corazonadas de ambos, sintiendo como la sangre les hervía y les consumía el deseo, el deseo de no separarse, de verse fijamente a los ojos, a los labios, que después de desearse se unieron en un beso, tierno y apasionado, que pareciera nunca terminar.
Las manos de Rafael recorrían el cuerpo de Esperanza como deseando nunca más se apartara, nunca más desapareciera como en aquel sueño.
Solo bastaban miradas, miradas y caricias para transmitir lo que uno por el otro habían despertado.
-Sabes que esto es solo un sueño, mañana despertarás y no estaré más aquí
Rafael despertó abruptamente, sintiendo como el corazón latía con tanta fuerza como en el sueño.....
-En algún lugar te encontraré y será como un sueño del que no despertaremos...
Lo prometo
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